MOTIVACIÓN

LOS SECRETOS QUE UN SASTRE SE LLEVÓ A LA TUMBA

Ricardo Ros 

Generalmente yo suelo vestir de sport, pero algunas veces, muy pocas, uso traje. He tenido varios trajes a lo largo de mi vida. La mayor parte los he comprado ya confeccionados, sólo unos pocos me los ha hecho un sastre. Uno de ellos, todavía lo tengo, ha sido toda una experiencia, desde el momento en que lo confeccionaron hasta ahora. Siempre que me lo pongo alguien me comenta lo bien que me queda ese traje. Incluso una vez, un sastre me paró en la calle para preguntarme quién me lo había hecho. El traje es sencillamente perfecto, está hecho como un anillo al dedo.La confección de ese traje llevó muchas sesiones de medida y prueba. El sastre tomaba medidas, realizaba los patrones, volvía al cabo de una semana, volvía a probar y medir, etc. Le llevó mes y medio hacer el traje y toda mi paciencia. Pero el resultado final fue apoteósico (tanto por el precio como por el trabajo final, digno de admiración)

El proceso de este sastre lo he utilizado yo después para muchas otras cosas. Tengo que reconocer que modelé a este sastre. Primero hubo una fase de investigación. El sastre me preguntó mis necesidades, mis gustos, con qué ropa me sentía bien, para qué iba a utilizar el traje. Incluso me preguntó si me iba a sentar durante muchas horas al día o no. Elegimos la tela en función de esos parámetros.

Después vino una fase de medida, muy complicada y fastidiosa para mí, de pie, durante horas, mientras el sastre tomaba medidas desde todos los ángulos y posiciones. Las mediciones eran meticulosas y las repetía varias veces hasta que quedaba satisfecho.

Una semana más tarde ya tenía los patrones listos. Volvió a medir y a probar. Rectificó varias medidas y, tras otra semana, ya tenía el traje a medio hacer. Nuevas medidas y rectificaciones. Con el traje hilvanado, volvió a medir y probar. Tras otra semana el traje estaba acabado. Volví a probármelo, pero el sastre no estaba satisfecho. Nueva medida y rectificación. Finalmente, un día, el sastre me llamó y, como si fuera un rey, subido a una peana, me hizo ponerme el traje dentro de un ritual para mi desconocido, pero que, sin duda, para él significaba la satisfacción por un trabajo bien hecho.

Me gustaría recomendarte a este sastre, pero lamentablemente este sastre ya falleció y se llevó con él toda su sabiduría y bien hacer.

La etapa de medida es fundamental en cualquier proceso de diseño. Tanto si diseñas un avión supersónico, como si diseñas una salsa para acompañar a la carne, tanto si diseñas una nueva empresa o un nuevo proyecto, como si diseñas tus vacaciones, la medida es la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Mi amigo Jordi es un experto en marketing en Internet. Es capaz de conseguir que cualquier empresa doble y cuadruplique sus ventas simplemente cambiando la percepción que se tiene de ella. Eso lo consigue haciendo un estudio pormenorizado y planteando cambios que lleven desde el PVA (Punto de Vista Actual) hacia el MPV (mejor Punto de Vista). Primero mide el PVA y después crea pequeños programas escalonados que lleven, poco a poco, hacia el MPV. La medida es fundamental en este proceso. Por eso, cualquier cambio que introduce lo hace con la condición de que pueda después controlar en qué se ha modificado. Y siempre con la posibilidad de rectificar y volver hacia atrás.

Es interesante observar cómo trabaja Jordi. Yo he podido comprobar cómo, con pequeños cambios perfectamente medidos, ha hecho maravillas en las ventas de varias empresas en Internet. Por ejemplo, he asistido al espectáculo extraordinario de comprobar cómo Jordi conseguía multiplicar por tres las ventas de una empresa en Internet simplemente cambiando la definición que se hacía de la empresa en las campañas publicitarias de Google. Digo simplemente porque parece fácil, pero es el resultado de un largo y tedioso proceso. Primero observa (investiga y mide el PVA). Después decide a dónde quiere llegar conjuntamente con los directivos de la empresa (MPV) y planifica los pequeños cambios que va a ir introduciendo poco a poco. Vuelve a medir, vuelve a observar… ¿Te suena? Sí, Jordi, sin saberlo, hace CHOP-CHOP-CHOP (Comenzar-Hacer-Observar-Pensar). Igual que el sastre. Jordi es un sastre puntilloso del marketing en Internet, pero sus resultados merecen la pena. Desde luego los más satisfechos son sus clientes que no pueden comprender cómo lo hace, pero lo notan en sus cuentas de resultados a final de mes. Jordi es un maestro de la inteligencia operativa sin ser consciente de que lo es.

Hemos visto lo importante que es la medida en el diseño. Pero también es muy importante medir para controlar lo que ocurre, una vez que has introducido cambios. Midiendo las cosas es como pueden controlarse. Sin medida previa y sin medida de control de lo que ocurre, el fracaso está asegurado. Las unidades de medida nos permiten manipular cosas sin perder el control sobre ellas. Los kilómetros nos permiten controlar distancias, los Km/hora nos permiten controlar la velocidad. Usamos días, horas y minutos para controlar el tiempo. Cuanto más queramos afinar, más abajo tendremos que ir en la escala. Controlaremos mejor si medimos en días que en meses. Y mucho mejor en horas que en días. Encontrar cuál es la escala de medida mejor, forma parte también del diseño del proceso.

Fuente: http://www.ricardoros.com

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