• HISTORIAS,  LITERATURA

    UN CABALLO PRESTADO PARA LEER

        Albeiro Montoya Guiral   Hay una pregunta que durante varios años me ha angustiado. Cuando llegó a mí apenas me asombró, pero el tiempo la ha ido alimentando como a una quimera baudelairiana de tal manera que su peso no me permite la tranquilidad. Es la pregunta por la lectura. El primer rostro que le vi fue trivial: ¿para qué leer? Luego, apareció ante mí con una apariencia amenazante: ¿por qué hay personas que no leen? Al intentar acercarme a posibles respuestas, tuve que apelar a la memoria: escarbar en mí mismo como un gorrión de páramo escarba la ceniza bajo la lluvia. En 1992 estaba en segundo…

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    PASIÓN DE LA HOSPITALIDAD

        Gonzalo Peltzer   Hace ya unos cuantos años se me ocurrió poner un restaurante en Buenos Aires. No era uno cualquiera sino uno vasco ya que mi socio era del puerto de Pasajes, en Guipúzcoa. Estuvimos a punto de alquilar una casa entera en un lugar que sabíamos que se iba a poner de moda para la gastronomía de la ciudad. No le voy a contar el concepto porque todavía tengo esperanzas de realizarlo algún día y no quiero que me lo soplen. Empezó durante una conversación con unos amigos periodistas/fotógrafos, él y ella, que un buen día se fueron a vivir a Irurita, en el valle del…

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    APRENDER A LOS GOLPES

      Gonzalo Peltzer   Fui a un colegio solo de varones en una época en que era lo más normal. No era privado ni exclusivo el Nacional Nº 2, Domingo Faustino Sarmiento, en Buenos Aires. Había colegios mixtos, públicos y privados, pero eran la excepción. Así que ahora imagínese las peleas que se organizaban en un colegio estatal de varones, con cuatro divisiones por curso y tres turnos por día. Aprendíamos todos a ser grandes en la escuela de la vida, a los golpes y a fuerza de tropezones, y el colegio no era más que otro escenario de nuestro aprendizaje, como el de todo el mundo. En aquella época…

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    AHORA SÍ       

          Diana Marina Gamarnik   Era obvio que el velatorio de mi abuela Sara no era el mejor lugar para enterarme de algunos secretos de mi familia, pero ya se sabe, el destino juega cartas muy extrañas con nosotros. El ánimo imperante iba y venía desde la pena hasta el alivio, mi abuela había estado muy enferma durante muchos años y todos sabíamos de su deseo de morirse. Yo siempre había creído que su tristeza provenía de su larga enfermedad —cuando nací, ella ya estaba enferma—, pero ahora sé que no fue por eso. Mi abuelo Pedro estaba sentado en un sillón y yo estaba al lado de…

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    LA GRAN MASACRE DE MIAMI

        Pedro Medina León   La tarde del veinte de abril de 1982, Carl Robert Brown, de 51 años, llevaba un Panama Hat en su cabeza de escasa cabellera, y pedaleaba su bicicleta cerca del Miami River, a la altura de la 17th street del Northwest, cuando fue embestido por dos sujetos que le dispararon a quemarropa con una calibre 38. Las sirenas azules y rojas de las patrullas llegaron al lugar de los hechos, y los asesinos, Ernest Hammett y Mark Kram, dijeron haber disparado el arma porque Brown, minutos antes, a pocas cuadras, había abierto fuego y cobrado más de una vida en el taller de soldaduras y…