REFLEXIONES

¿QUÉ CREES QUE MERECES?

 

Agustín García Andrade

 

Nuestro cerebro fue ajustado para cierto nivel de experiencia, la que creemos posible para nosotros. Esto ocurre desde niños, incluso sin que nos demos cuenta; también sostenemos limitaciones y esquemas inconscientes que heredamos del entorno familiar. Por eso es fundamental mantenernos alertas y presentes cuando observamos que estamos sosteniendo una actitud limitante, un patrón negativo, excusas, fantasías asociadas al miedo, y volvamos a enfocar la atención hacia lo que realmente queremos.

 

Las creencias primarias revelan la manera cómo respondemos a las primeras experiencias de vida, y se vuelven una regla para lo que nos ocurre después. No aparecen por casualidad: están basados en premisas y deducciones que en el momento nos parecen lógicas; incluso necesitamos creerlo para confirmar quiénes somos o cómo son las cosas, ya que a nuestra mente le gusta tener razón. Es decir, que las creencias se refuerzan, y una vez que hemos llegado a una conclusión sobre nosotros mismos tendemos a buscar evidencias que nos confirmen que es así, y a descartar cualquier idea que vaya en contra.

 

De la misma forma, si creemos una idea que es coherente con nuestro bienestar, tendremos una experiencia positiva que también se refuerza.

 

Estar alerta a los pensamientos es un entrenamiento mental. Estando alerta podemos tomar conciencia de lo que a veces nos decimos muy sutilmente, de los pensamientos detrás de pensamientos, de la historia que se esconde detrás de la historia, ¡esa ilusión que hay debajo de la punta del iceberg! Al darnos cuenta de cómo las creencias dirigen nuestras experiencias, tanto personales como colectivas, podemos comenzar a elegir qué ideas conscientemente sostenemos ya que la mente precisa de creencias, y de acuerdo a la percepción que tenemos sobre toda cosa y persona, es el tipo de relación que sostenemos con ella.

 

Generalmente, cuando experimentamos un conflicto en cualquier aspecto de nuestra vida, es producto de la oposición entre un deseo consciente y una creencia o regla subconsciente. Deseamos una cosa o realizar algo, pero inconscientemente creemos lo contrario, o sostenemos una regla con la que nos privamos de ello.

 

Es como cuando una empresa contrata un nuevo CEO que trae ideas diferentes y recursos para la evolución de la organización, y los operarios que llevan muchos años haciendo las cosas de la vieja forma, están seguros de que esa la única manera de hacer las cosas. Creen tener razón, por más que no alcancen los objetivos propuestos y el fallo esté a la vista en los resultados. Y se resisten al cambio, a aplicar la estrategia del nuevo CEO porque “hace años que vienen trabajando así, ya están grandes para cambiar”.

 

Es simple. Cuando nos sentimos atascados, hay una idea limitante para desactivar. Para hacerlo podemos empezar por preguntarnos:

 

¿Qué pienso acerca de esta situación?

 

¿Cómo me siento al pensar en esta situación?

 

¿Qué emoción o emociones se presentan?

 

¿Qué recompensas obtengo de mantener esta situación tal como está?

 

¿En qué ganaría si elijo tomar responsabilidad del cambio?

 

¿Qué puedo hacer hoy, donde estoy y con los recursos que tengo para dar el primer paso?

 

Experimentar la prosperidad que merecemos no solo se trata de pensar en positivo, sino de creer en un nivel emocional profundo, es decir, tener certeza. En este sentido, si esperamos no cometer errores, ya estamos en el primer error. Si estamos atentos, esos errores pueden convertirse en valiosas lecciones de aprendizaje que nos llevan a dar un salto en nuestra evolución personal. No miremos a las equivocaciones como algo a evitar, sino más bien como oportunidades, en las que cuanto más aprendamos y más rápido lo hagamos, más simple será entonces encontrar la manera acertada de hacerlo. Muchas veces, las mejores cosas, suceden cuando persistimos, y trascendemos los primeros obstáculos.

 

Según la forma en que percibimos una situación, es decir el enfoque que le damos, la vemos como un problema, o como una lección de riqueza.

 

Fuente: http://www.inspirulina.com/

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