CRECIMIENTO PERSONAL

LA IMPORTANCIA DE JUDAS EN TU CRECIMIENTO PERSONAL

Luis Cordero 

El tema de Judas, discípulo de Jesús, es muy mencionado en cuanto a las traiciones se refiere. Esa es la manera en que popularmente se lo menciona. Sin embargo, existen otras formas de ver la situación por la que este personaje, vinculado a la infamia y la traición, tuvo que atravesar.

Recordando el cuento de Jorge Luis Borges “Tres Versiones de Judas” en su libro Ficciones, el autor toca este tema de una manera diferente. Indica que “la traición de Judas no fue casual; fue un hecho prefijado que tiene su lugar misterioso en la economía de la redención”. Y continúa luego con “El asceta, para mayor gloria de Dios, envilece y mortifica la carne; Judas hizo lo propio con el espíritu. Renunció al honor, al bien, a la paz, al reino de los cielos, como otros, menos heroicamente, al placer. Premeditó con lucidez terrible sus culpas. En el adulterio suelen participar la ternura y la abnegación; en el homicidio, el coraje; en las profanaciones y la blasfemia, cierto fulgor satánico. Judas eligió aquellas culpas no visitadas por ninguna virtud: el abuso de confianza (Juan 12: 6) y la delación. Obró con gigantesca humildad, se creyó indigno de ser bueno”.

En otro texto, desconocido hasta hace poco, El Evangelio de Judas, se indica que “Jesús dice que es necesario que alguien le libere del cuerpo humano y que prefiere que lo haga un amigo a un enemigo. Y le pide a Judas, que es su amigo, que le venda, que le traicione. Se trata de una traición de cara al público, pero no entre Jesús y Judas.” No intento entrar en temas demasiado profundos ni ingresar en el terreno propio de los estudiosos de los textos bíblicos. Mi intención es ponerle atención a la necesidad en la vida de pasar por diferentes situaciones, incluidas las de la traición, la infamia y el escarnio.De hecho, muchos, si no todos, pasamos por esta experiencia, la de ser traicionados, envilecidos, vilipendiados. Y con razón o no, estas situaciones hacen que quienes pasemos por esos momentos los consideremos atroces para nuestro desempeño en la vida y retardantes en nuestro crecimiento personal. Y esta visión se convierte en algo real si nos dejamos vencer por estas malas acciones.Creo que en la vida estamos para salvar obstáculos, que hemos sido puestos en este mundo para fortalecernos y para crecer, y la traición y el vilipendio gratuitos son obstáculos muy poderosos y enriquecedores si buscamos la parte positiva de esas situaciones negativas. Porque superar estas pruebas no solo nos fortalece y enriquece, sino que, contrario al efecto buscado, convierte al ofensor en lo que realmente es, un ser humano plagado de imperfecciones de carácter y de espíritu. Que lo dibuja de cuerpo entero al tratar de ocultar o minimizar su pobreza y mediocridad espiritual, de talento y de personalidad emitiendo ofensas, injurias, falsedades sobre otros, aunque se disfrace de fervor religioso y quiera fungir de hombre recto, líder, guía espiritual o maestro en las actividades que desempeña.

Pero por otro lado hay que considerar que su actuación, más allá de sus mezquinos intereses trae consigo la posibilidad de sufrir, él sí, el falsario, el escarnio eterno. A pesar de que considerándoselo un ofensor lo que en realidad está haciendo es facilitar el desarrollo personal de aquel a quien ofende, y opta por sufrir su estancamiento y retroceso en su desarrollo espiritual. Y esta opción, de la que con seguridad no tiene plena conciencia, no la usa a su favor ya que al tener obsesión por los temas y medios materiales y sensuales, lo único que logra es convertirse en una caricatura de sí mismo. Caricatura que terminará siendo de dominio público y que le significará, entonces sí con plena conciencia, el repudio y escarnio por parte de aquellos que lo conocen.

Cabe asimilar que una ofensa o traición puede ser un elemento paralizador para muchos, si no media la reacción a tiempo que permita obtener una victoria donde se ha pretendido inflingir una derrota. Porque en la vida estamos prontos a reaccionar negativamente ante estas situaciones cuando lo que debemos es estar alerta para no hacerle el juego al ofensor.

Ladran, Sancho, es ya un viejo dicho cervantino. Y muy válido a la hora de sobreponerse y aprovechar la situación para obtener a nuestro favor un paso firme adelante en nuestro crecimiento personal. Es necesaria la aparición de esos Judas en nuestras vidas, pues sin ellos el camino de nuestra autorrealización se tornará más largo aunque menos doloroso.  

Fuente: http://www.solocrecer.com

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