DE TODO UN POCO

INTELIGENCIA EMOCIONAL O ESPIRITUAL

David Fischman 

Sebastián fue el alumno más brillante del colegio, sacaba las mejores notas y conocía más de todos los temas. Sin embargo, logró un limitado éxito. Fue despedido varias veces por generar conflictos y obstaculizar el trabajo en equipo. Sebastián tenía un alto coeficiente de inteligencia racional, pero le faltaba inteligencia emocional para lograr el “éxito en la vida”.Hoy numerosos estudios demuestran que la inteligencia racional no es suficiente. Se requiere, además, inteligencia emocional para salir adelante. Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional es la capacidad de entender, de tomar conciencia y de manejar nuestras emociones y las de terceras personas. Sin embargo, eso no garantiza la felicidad. Enrique es el CEO de una importante transnacional. Racionalmente, es muy inteligente, sabe trabajar en equipo, tiene empatía y mucho empuje, es tolerante y seguro de sí mismo.

Sin embargo, no está contento con lo que hace; se siente vacío y que a su vida le falta sentido. Enrique no entiende lo que le pasa porque sabe que tiene todo para sentirse bien: un extraordinario éxito profesional y material. Aparentemente, Enrique tiene inteligencia racional y emocional pero, quizá, le falte inteligencia espiritual para encontrar una mayor felicidad y sentido a la vida. Hoy, el término inteligencia espiritual empieza a aparecer en los negocios. Gurús como Peter Senge, entre otros, lo mencionan en sus libros. Prestigiosas universidades americanas ofrecen cursos de pregrado y postgrado de liderazgo y espiritualidad y de inteligencia espiritual. La inteligencia espiritual es similar a la inteligencia emocional, pero llevada a un plano más profundo. Debemos ser conscientes de nuestras emociones, así como de nuestro espíritu. Además de saber manejar nuestras emociones, debemos manejar nuestro espíritu en nuestra actividad diaria. Debemos entender y manejar las emociones de terceros, pero entendiendo que todos somos una pequeña parte de un todo. Una esponja húmeda esparce frescura y gotas de agua por doquier. Pero cuando no se recarga con más agua, pierde su flexibilidad, frescura y atractivo. Los seres humanos somos como esponjas. Al nacer estamos cargados de nuestra agua espiritual, pero a medida que crecemos la olvidamos y, como la esponja, nos secamos y perdemos nuestra frescura. Aquellas personas con inteligencia espiritual son conscientes de que son más que cuerpo, mente y emociones. Estas personas permanentemente recargan sus esponjas en el agua del espíritu. Lo hacen orando con devoción, entrando en silencio, practicando Tai-chi, entre otras cosas, o simplemente ayudando al prójimo. Inteligencia espiritual, además, implica traer nuestro espíritu a nuestra actividad en el trabajo. De nada sirve zambullirse en el agua espiritual y llegar al trabajo y ser un energúmeno.

Las personas con inteligencia espiritual incorporan a cada uno de sus actos las cualidades innatas del espíritu: compasión, amor, felicidad y paz. Además, son personas desapegadas, es decir, capaces de vivir en paz al margen de las dificultades. Eso no significa que sean irresponsables; al contrario, al tener mayor tranquilidad toman mejores decisiones.

Finalmente, las personas con inteligencia espiritual entienden y sienten que todos somos parte de un gran todo. Comprenden que hacer daño a otro es también hacerse daño a uno mismo y que ayudar nos da una felicidad profunda. En el plano espiritual todos estamos conectados. Si las personas tuvieran más inteligencia espiritual se acabarían los conflictos laborales, los problemas interpersonales, la competencia interna. Además, se serviría al cliente no por la función, sino porque le nacería a las personas. En el mundo se acabaría la pobreza extrema, las guerras y reinaría la paz. El camino de buscar la inteligencia espiritual es largo, poco emocionante, y requiere mucha perseverancia. Pero es un camino que, además de hacernos más felices, nos permitirá ayudar a este mundo a mejorar.  

Fuente: http://espanol.business-opportunities.biz

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