• DE TODO UN POCO

    DULZURA

    Toni Morrison No es mi culpa, así que no pueden culparme. Yo no hice nada y no tengo idea de cómo pasó. Me tomó menos de una hora darme cuenta de que algo andaba mal. Muy mal. Era tan negra que me dio miedo. Negro medianoche, negro sudanés. Mi piel es clara, tengo buen pelo, soy lo que llaman “cobriza”, lo mismo que el padre de Lula Ann. No hay nadie en mi familia que se acerque a ese color. La brea es lo más parecido que se me ocurre. Pero su pelo no va con la piel. Es diferente –liso, pero con rizos, como el de esas tribus desnudas…

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    MACARIO

    Juan Rulfo Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos… Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi…

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    LA OTRA ORILLA

    Rabindranath Tagore ¡Ah, cómo me gustaría ir allá, a la otra orilla del río, donde hay la fila de barcas amarradas a las estacas de bambú! Allí los campesinos cruzan el río en sus barcas, y van a trabajar en lejanos campos con el pequeño arado al hombro. Allí los pastores hacen pasar a nado a sus rebaños mugientes, para conducirlos a los pastos ribereños. Desde allí vuelven al anochecer a sus casas, y la pequeña isla cubierta de hierbajos queda en poder de los chacales aulladores. Si te parece bien, madre, cuando sea mayor quisiera ser el barquero. Dicen que tras las alturas de la orilla hay maravillosas lagunas.…

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    LAS CUITAS DEL JOVEN WERTHER

    Slawomir Mrozek El director de la filarmónica nos recibió con amabilidad. —¿En qué puedo servirles? —preguntó. —Nos debe cincuenta mil. —Es posible, pero no acierto a saber por qué razón. ¿Podrían ustedes aclarármelo? —En calidad de anticipo —le aclaré. —Tal vez, es una práctica habitual. Pero anticipo, ¿a cuenta de qué? —De nuestra actuación en la filarmónica. —Sí, eso ya tiene cierto fundamento. Sin embargo, si no me falla la memoria, es la primera vez que nos vemos. ¿Acaso hemos firmado un contrato por correo? —Aún no, pero podemos firmarlo ahora mismo. —Indudablemente. Pero quisiera conocer a grandes rasgos su propuesta. ¿Ustedes forman un conjunto musical? —De momento no, pero…

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    LA ÚLTIMA NOCHE DEL MUNDO

    Ray Bradbury – ¿Qué harías si supieras que esta es la última noche del mundo? -¿Qué haría? ¿Lo dices en serio? -Sí, en serio. -No sé. No lo he pensado. El hombre se sirvió un poco más de café. En el fondo del vestíbulo las niñas jugaban sobre la alfombra con unos cubos de madera, bajo la luz de las lámparas verdes. En el aire de la tarde había un suave y limpio olor a café tostado. -Bueno, será mejor que empieces a pensarlo. -¡No lo dirás en serio! El hombre asintió. -¿Una guerra? El hombre sacudió la cabeza. -¿No la bomba atómica, o la bomba de hidrógeno? -No. -¿Una…