REFLEXIONES

¿ERES ÜBERMENSCH?

 

 

Helga Gómez

 

Para las personas que no están familiarizadas con hacer suyo este término, usar la palabra Héroe para referirse al ser humano, pudiera parecer ridículo y hasta cursi. Sin embargo, estos adjetivos pudieran estar muy lejos de la realidad.

 

Obviamente, en la cotidianidad no observamos personas caminando por la calle usando capa o con la ropa interior al descubierto, al menos que sufra de algún tipo de enfermedad mental, pero sí, en algún momento de la vida nos topamos con personas que desafían los estereotipos, son poseedoras de una gran fortaleza, viven luchando por sus ideales, con problemas personales, con miedos internos hasta con limitaciones físicas y mentales; luchando por la justicia de un país, la desigualdad de género, el racismo, la desintegración social; teniendo como archienemigos el desánimo, problemas económicos, la depresión, un saboteador interno que le dice que no va a poder, que ya no tiene tiempo, que no vale la pena, que se deje llevar por el “destino”, que se rinda.

 

A veces somos nosotros mismos quienes luchamos contra lo anterior, o pudiera ser contra un suceso del pasado que dejó huella, una situación presente recurrente, el miedo al fracaso, la inseguridad de perder lo que amamos.

 

Friedrich Nietzsche, filósofo, filólogo, músico y poeta alemán, uno de mis escritores favoritos, creó un concepto que a mí me encanta: Übermensch. Este término es traducido como Superhombre o Suprahombre y ha sido fuente de inspiración para muchos incluyéndome, pero también ha sido foco de polémica al usársele como “justificación” para actos de maldad. Para Nietzsche, Übermensch es una persona segura, independiente, que cree en su genuino poder y voluntad, que usa su fuerza interior y no se deja llevar por las multitudes, que ama a la vida y a sí mismo sin caer en egocentrismo y se cultiva como ser humano procurando evolucionar.

 

Las situaciones no cambian, la guerra es la misma y los enemigos siguen allí, pero depende sólo de nosotros y la percepción que tenemos de ellas; eso las hará más grandes, insoportables y/o aterradoras o al contrario, las hará llevaderas, maestras y hasta insignificantes.

 

Cada uno de nosotros tiene la capacidad de elegir ser el héroe de nuestra propia película o ser una víctima de situaciones, personajes secundarios, archienemigos y hasta de la escenografía. Yo particularmente vivo y lucho por pertenecer a la primera opción desde que me enteré que existo. Pero no es un rol para gente perezosa.

 

Cito para concluir a Walter Riso: “La vida sin esfuerzo no existe. Si lo que quieres es existir con anestesia, ya estás medio muerto”.

 

Fuente: http://www.inspirulina.com/

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