CRECIMIENTO PERSONAL

¿EN QUÉ LUGAR DEL CEREBRO ESTÁN TU MOTIVACIÓN, METAS Y ÉXITO?

 

 

Daniel Colombo

 

Cuando hayas terminado de leer este artículo posiblemente te preguntes: ¿de qué forma puedo hacerme amigo de esta zona de mi cerebro? Se trata de la corteza prefrontal, que se encarga de gran parte de las funciones ejecutivas del cuerpo humano.

 

Vayamos desde el principio con algo de información de contexto para aproximarnos al tema que nos ocupa: en los seres humanos, el cerebro pesa entre 1,3 y 1,6 kilos. La corteza cerebral (es decir, la superficie del cerebro) alberga unos 22.000 millones de neuronas, de acuerdo a lo expresado en los estudios médicos más reconocidos (los cálculos pueden variar según los estudios que se analicen; las cifras son a modo de referencia general). El metabolismo celular genera la energía bioquímica que utiliza el cerebro para desencadenar las reacciones neuronales. La energía es recibida por las dendritas y emitida en los axones en forma de moléculas de sustancias químicas que reciben el nombre de neurotransmisores.

 

El cerebro es el órgano encargado de controlar y coordinar todos los movimientos que realizamos y de procesar la información sensorial. Por otra parte, se dedica a regular las funciones homeostáticas, como la presión sanguínea, la temperatura corporal y los latidos del corazón. En definitiva, el cerebro es el responsable del aprendizaje, la cognición, la memoria y las emociones. Su funcionamiento se realiza a través de la interacción entre sus distintas áreas.

 

El cerebro está dividido por una fisura longitudinal que permite distinguir entre dos hemisferios cerebrales: el derecho y el izquierdo. A su vez, cada hemisferio presenta otras fisuras, pero no tan profundas, que dividen la corteza cerebral en distintos lóbulos.

 

Pese a que ambos hemisferios son opuestos, desde un aspecto morfológico no son simétricos. Por otra parte, cabe destacar que solo el humano parece mostrar diferencia de competencias entre los dos hemisferios. A continuación, se detallan las funciones y características de cada uno.

 

El hemisferio izquierdo se encarga del reconocimiento de la escritura y la coherencia entre los distintos vocablos que forman una oración, así como de la comprensión del habla, de los números y las operaciones matemáticas y lógicas, e incluso de la abstracción necesaria para expresar ideas de forma oral o gestual. Esta región de nuestro cerebro es considerada como el origen de nuestra capacidad expresiva, y una lesión que la afecte puede generar terribles trastornos en sus funciones, como el habla y la movilidad de la mitad derecha de nuestro cuerpo, aunque la gravedad de las consecuencias depende directamente del tipo de daño sufrido.

 

El hemisferio derecho tiene en su poder la integración de información visual y sonora, para colaborar con la orientación en el espacio y entender el mundo a través de los sentimientos y de las sensaciones; trabaja de una forma casi opuesta al izquierdo, intentando aunar los conceptos en un todo, en lugar de dividirlos en pequeñas porciones. Este hemisferio se considera el más activo en personas con habilidades para el arte en general. Un ejemplo muy interesante explica que si nos encontramos inesperadamente con alguien conocido, es precisamente esta región la que realiza el pertinente reconocimiento facial, aunque necesita del posterior trabajo del hemisferio izquierdo para hallar en nuestra memoria su nombre y otros datos personales.

 

El lugar donde se gesta el éxito, las metas y la motivación

El córtex prefrontal constituye aproximadamente el 30 % de la corteza cerebral; posee conexiones con los distintos lóbulos y regiones cerebrales.

 

Los neurocientíficos afirman que el hombre no reacciona pasivamente a la información que recibe, sino que crea intenciones, forma planes y programas de sus acciones, inspecciona su ejecución y regula su conducta para que esté de acuerdo con estos planes y programas. Finalmente, verifica su actividad consciente, comparando los efectos de sus acciones con las intenciones originales corrigiendo cualquier error que haya cometido.

 

Un punto sumamente importante: las funciones ejecutivas comprenden las capacidades mentales necesarias para formular metas, planificar la manera de lograrlas y llevar adelante ese plan de manera eficaz, y así permitir el funcionamiento independiente, con propósito, creatividad y de manera que este sea socialmente aceptable.

 

Así, el córtex prefrontal determina:

 

  1. Las capacidades necesarias para formular metas, diseño de planes.
  2. Las facultades implicadas en la planificación de los procesos y las estrategias para lograr los objetivos.
  3. Las habilidades implicadas en la ejecución de los planes.
  4. El reconocimiento del logro/no logro y de la necesidad de alterar la actividad, detenerla y generar nuevos planes de acción.
  5. La inhibición de respuestas inadecuadas.
  6. Una adecuada selección de conductas y su organización en el espacio y en el tiempo.
  7. La flexibilidad cognitiva en la monitorización de estrategias.
  8. Promueve la supervisión de las conductas en función de estados motivacionales y afectivos.
  9. Interviene en forma determinante en la toma de decisiones.

¿Por qué estas son funciones ejecutivas?

Los expertos Sholberg y Mateer (en 1989) definieron las funciones ejecutivas como un conjunto de procesos cognitivos entre los que se encuentran la anticipación, la elección de objetivos, la planificación, la selección de la conducta, la autorregulación, el autocontrol y el uso de realimentación. Así, describen entre sus componentes la dirección de la atención, el reconocimiento de los patrones de prioridad, la formulación de la intención, el plan de consecución, la ejecución del plan y el reconocimiento del logro.

 

Por su parte, Fuster, en su teoría general sobre la corteza prefrontal, consideró fundamental la estructuración temporal de la conducta. Así, propone tres funciones subordinadas que deben coordinarse: tenemos una función retrospectiva de memoria a corto plazo provisional, una función prospectiva de planificación de la conducta y una función consistente en el control y supresión de las influencias internas y externas que interfieren en la conducta. Ya en el 2000, Pineda definió las funciones ejecutivas como un conjunto de habilidades cognitivas que permiten la anticipación y el establecimiento de metas, el diseño de planes y programas, el inicio de las actividades y de las operaciones mentales, la autorregulación y la monitorización de las tareas, la selección precisa de los comportamientos y las conductas, la flexibilidad en el trabajo cognitivo y su organización en el tiempo y en el espacio para obtener resultados eficaces en la resolución de problemas.

 

En línea con lo anterior, Tirapu, Muñoz-Céspedes y Pelegrín (2002) y Tirapu y Muñoz-Céspedes (2005) definen el funcionamiento o control ejecutivo como el resultado de una serie de mecanismos implicados en la optimización de los procesos cognitivos para orientarlos hacia la resolución de situaciones complejas.

 

Así, asumen diferentes componentes como la memoria de trabajo, la orientación de la atención, la inhibición de respuestas automáticas y la monitorización de la conducta en función de sistemas de feedback.

 

Cómo estimular la corteza prefrontal

Aquí van algunas sugerencias sencillas para entrenar el córtex prefrontal, y así, estimular las funciones cerebrales vitales para estar más motivados, optimistas, con metas, entusiasmo y en camino al éxito que anhelamos. Los expertos afirman que si aumentamos una hora al día esta práctica, podemos volvernos más listos, más energéticos, más creativos, más sociales y más abiertos a nuevas experiencias y formas de pensar.

 

  1. Usar la mano no dominante para tareas rutinarias como cepillarse, peinarse, comer, escribir y mover el mouse. Así se estimularán las neuronas del hemisferio no dominante y por tanto, la otra mitad del cerebro.
  2. Al menos una vez en la semana divertir al cerebro pensando con juegos de lógica como rompecabezas, ajedrez, sudoku o crucigramas para que se estimulen las neuronas.
  3. Si se es muy lógico y racional, es decir, se maneja mucho el hemisferio izquierdo, entonces estimular al artista que se lleva dentro de sí, cantar, pintar, hacer algo creativo para estimular las conexiones del lado derecho.
  4. Cerrar los ojos y sentir que se puede hacer actividades cotidianas como bañarse o comer, así se estimularán los otros sentidos.
  5. Guardar la calculadora y regresar al lápiz y al papel para hacer ejercicios matemáticos simples.
  6. El cerebro tiene piloto automático y utiliza las mismas neuronas, así que, si se quiere mantener un cerebro joven, fuerte e inteligente, cambiar y buscar nuevas rutas, vestirse diferente, cambiar los muebles o lo que se quiera.
  7. Recordar que cuando se está triste, deprimido o con emociones negativas se libera cortisol en la sangre, lo que disminuye la circulación de sangre al cerebro, se cansa más fácil y no se tiene la misma agilidad.
  8. Utilizar la memoria: grabar caras, nombres, teléfonos, direcciones y hasta tareas.
  9. Hacer ejercicio, alimentarse bien y dormir lo suficiente. Por ejemplo, subir y bajar escaleras, caminar a un ritmo que nos resulte agradable, respirar profundamente en la naturaleza, tomar caminos diferentes mientras nos ejercitamos son estímulos que nos ayudarán.

 

Fuente: http://www.inspirulina.com/

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