LITERATURA

HOLA CHOLEDAD…!

 

 

Gino Winter

 

Estaba en el Inter Continental de Miami conversando con un pequeño grupo multinacional de latinos y algunos “gringos” (norteamericanos) que me preguntaban porqué todos nuestros paisanos son de Miraflores, qué es una “pollada” (gracias Laura Bozzo) y en especial qué cosa es exactamente un “cholo“, cuando una amiga peruana se apresuró, nerviosa y tajante, a decir que en nuestro Perú “todos somos cholos” (algo así como “si me jodo yo, nos jodemos todos”). Le comenté que esa definición no contiene a los descendientes de inmigrantes europeos, asiáticos, africanos, etc. que no tienen ni un solo indio en su tronco ancestral, lo cual, al margen de dejarla perpleja, la puso de un humor extraño y replicó sin ton ni son y muy amargamente, repitiendo enfática su sentencia original: “Todo el que nace en el Perú es cholo”, fórmula de tabla rasa anti-discriminaciones.

Según el Diccionario de la Lengua, de la Real Academia Española, la palabra “cholo, la” designa al mestizo de sangre europea e indígena, o al indio que adopta los usos occidentales. Además, como adjetivo local en el Perú, se refiere también al descendiente de indio y negra o de negro e india. Lo que no dice el Mataburros de la RAE, es que en nuestro Perú, la palabreja de marras se ha convertido en adjetivo “denostativo”, en palabra prohibida, en tabú… Y, si todo esto fue empezado por nuestros colonizadores españoles durante la Época Colonial (leer a Garcilazo Inca de la Vega, gran cronista cholo), dura hasta ahora gracias justamente a los mismos cholos que suelen ponerse trágicos ante el sustantivo/adjetivo que los nomina, siendo muy pocos los que lo aceptan con orgullo y muchos los que no sólo lo niegan, sino que lo toman como una ofensa gravísima.

Es como si el chino se molestara porque le dijeran mandarín o cantonés o el cubano rural por que le digan guajiro por su origen. Es increíble la cantidad de enemigos que un escribidor puede ganarse sólo por tocar este tema-tabú. Un amigo cholo me dijo que dejara estos tópicos, pues hablar sobre cuestiones de piel es muy peligroso en nuestro país y “no se debe hacer“. La sociedad limeña es muy dada a utilizar para todo eufemismos hipócritas, lo cual empeora el tema. Los “blancos” en el Perú son una minoría minúscula al igual que los negros y los asiáticos, solo que los blancos son más identificados con el poder económico, así estén “pateando latas con efecto”, es decir: en la miseria.

Los cholos son identificados rápidamente por su piel de tonos cobrizos y sus facciones con reminiscencias indígenas, pero no es exactamente por eso que son marginados por las clases altas, sino por el comportamiento social que es achacado (justa o injustamente) a este fenotipo. Por eso los cholos (mayoría indiscutible en el Perú) apenas mejoran de situación económica, tratan de “sacar su cuarta” es decir, de alejarse de sus grupos originarios y despreciarlos con la peregrina idea de que así serán identificados como rancios integrantes de los segmentos socio-económicos más altos. En cristiano: “cholear” (etiquetar o “epitetar” de cholo) es un deporte masivo en el Perú, paradójicamente país de cholos. Los que más practican este deporte son los mismos cholos, con la innecesaria e insensata creencia de que así se serán reconocidos como “no-cholos”. Es indignante como se avergüenza el cholo de ser cholo, salvo excepciones honrosas de quienes son normalmente y con justicia líderes de opinión.

En general, mientras más culto, inteligente o exitoso es el cholo, menos le afecta que lo reconozcan como tal. Una día estaba en Lima, girando alrededor de una rotonda y un tipo de facciones marcadamente indígenas, que manejaba un Mercedes del año, se metió sin respetar la preferencia y casi chocamos (muchos creen en Lima que quien está en la rotonda tiene que dar pase y es al revés). Apenas pudo recuperarse arrancó su vehículo no sin antes gritarme “cholo de mierda”… Un sociólogo amigo decía que “más fácil es que una llama pase por el ojo de una aguja a que un cholo acepte su choledad… 

El Perú tiene una población mayoritariamente indígena (55% aprox.) y mestiza (chola) casi todo el resto (exceptuando negros, asiáticos y blancos europeos sin mezcla india, que juntos no llegan al 5%). Los inmigrantes indígenas y sus descendientes han desarrollado en Lima (y otras ciudades) miles de negocios rentables y barrios progresistas, creando una nueva y exitosa clase media. Hay magnates, políticos, deportistas, artistas famosos y líderes de opinión cholos; riquísimas cholas adornan las portadas de los diarios de mayor circulación y copan los espacios televisivos con sus bailantas y sus lindas voces. Las teorías del ADN están demostrando que todos descendemos de los negros africanos y que las razas son mínimos cambios en los genomas, producidos por milenios de aclimatación. Entonces, si la cancha está pareja, ¿no es hora de dejarnos de resentimientos sociales y estúpidos tabúes? La fórmula inexacta de mi amiga (peruano = cholo) podría ser muy útil, al menos, a mí no me molesta que me digan cholo…

 

Fuente: https://cronicasilegales.blogspot.com

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