• DE TODO UN POCO

    ESPECULAR

    Rubem Fonseca Como hacíamos todos los días, menos los domingos, estábamos lado a lado cada quien sobre su bicicleta en el gimnasio mientras hablábamos sin parar. La música estridente no nos molestaba. —Es mejor ver que ser visto. Pero Updike dice: “Uno es, o el que ve o el que es visto”, como si fueran alternativas excluyentes. Pero hay una ocasión en que se puede ver y ser visto, de manera simultánea y con la misma intensidad. Y en esa situación, una cosa no es mejor que la otra. —No compliques las cosas, Luis Carlos. —Fuiste tú la que me provocó, al preguntar si es mejor ver que ser visto.…

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    TEORÍA DEL CANGREJO

    Julio Cortázar Habían levantado la casa en el límite de la selva, orientada al sur para evitar que la humedad de los vientos de marzo se sumara al calor que apenas mitigaba la sombra de los árboles. Cuando Winnie llegaba Dejó el párrafo en suspenso, apartó la máquina de escribir y encendió la pipa. Winnie. El problema, como siempre, era Winnie. Apenas se ocupaba de ella la fluidez se coagulaba en una especie de Suspirando, borró en una especie de, porque detestaba las facilidades del idioma, y pensó que ya no podría seguir trabajando hasta después de cenar; pronto llegarían los niños de la escuela y habría que ocuparse de…

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    UNA NOCHE HELADA

    Charles Bukowski Leslie caminaba bajo las palmeras. Pisó una cagada de perro. Eran las diez y cuarto en Hollywood Este. Aquel día el mercado había subido 22 puntos y los especialistas no eran capaces de explicar por qué. A los especialistas se les daba mucho mejor explicar las bajas del mercado. Los desastres lo hacían felices. Hacía frío en Hollywood Este. Leslie se abrochó el botón del cuello del abrigo y tiritó. Encogió los hombros para defenderse del frío. Se aproximaba un hombrecillo de sombrero gris de fieltro. El hombrecillo tenía la cara tan opaca como la corteza de una sandía, sin expresión. Leslie sacó un cigarrillo y se plantó…

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    LA INVITACIÓN

    Jorge Asís Predispuesto, Marinelli caminaba por Callao; elegante, había bajado del subte en Congreso, en blanco, con absolutamente nada en la cabeza, contento por haberse escapado de Alabama, mejor dicho contento por haber dejado con las ganas al Profesor Acuña, ganas de proseguir indefinidamente discutiendo acerca de la cosmogonía, la frivolidad, el peronismo, la masonería y el tango. Marinelli recordaba el triunfo de la noche anterior, en Alabama: el Profesor Acuña se había ido derrotado, con una bronca muy poco disimulable, interpretando sin equivocarse que su derrota provocaría una abundancia feroz de comentarios adversos. Y además lo peor: los muchachos elegirían, en adelante, sentarse en la mesa de Marinelli. Limpio,…

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    LA MUJER DEL ALMACÉN

    Katherine Mansfield Durante todo el día hizo un calor terrible. El suelo levantaba un viento cálido, que silbaba entre los montecillos de hierba y se arrastraba por todo el camino, empujando. El blanco polvo calcáreo se elevaba en remolinos, impulsado por el viento, envolviéndonos la cara y posándose sobre nuestros cuerpos como otra piel reseca e irritante. Los caballos iban con paso lento, resoplando. El que llevaba la carga estaba enfermo, con una gran llaga abierta que hería su vientre. De vez en cuando se detenía en seco, giraba la cabeza para mirarnos, como a punto de llorar, ¿relinchando? Cientos de alondras gemían en el aire. El cielo se había…