• LITERATURA

    COMELO

        Mempo Giardinelli   Roque camina, como todas las tardes al caer el sol, por las veredas del barrio. Recorre la avenida en sentido ascendente, atraviesa la plaza, trota en paralelo a los muros del Neuropsiquiátrico hasta las vías del ferrocarril donde se cruzan con la colectora de la autopista. Allí hace un giro y regresa, el mismo camino en sentido inverso. Tres kilómetros y medio de ida y otros tantos de vuelta. Así cada día. Muchas veces escuchó gritos, llantos, susurros, invocaciones y pedidos de auxilio desde adentro del Neuro, como todos llaman al enorme hospital amurallado que ocupa seis hectáreas arboladas, de pinos y eucaliptos cuyas copas…

  • LITERATURA

    GAUSSIAN BLUR

        Hernán Casciari   Estoy en San José de Costa Rica y llueve. Acabo de pedir un café y abro la portátil. De repente aparezco etiquetado en una foto de Facebook y pienso que se trata de un error, porque a primera vista no me veo en la imagen. Es nomás un segundo, menos incluso de un segundo, hasta que entiendo. Me quedo mirando la foto con los ojos abiertos y sin pestañear; pasa un rato, después otro rato, y mi gesto sigue congelado. Me defiendo de la inminencia con la inmovilidad ridícula de las liebres, que se quedan quietas en el medio de la ruta cuando ven venir…

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    EL BAGRECICO

        Francisco Izquierdo Ríos   Un viejo bagre, de barbas muy largas, decía con su voz ronca en el penumbroso remanso del riachuelito: «Yo conozco el mar. Cuando joven he viajado a él, y he vuelto».   Y en el fondo de las aguas se movía de un lado a otro contoneándose orgullosamente. Los peces niños y jóvenes le miraban y escuchaban con admiración. «¡Ese viejo conoce el mar!».   Tanto oírlo, un bagrecito se le acercó una noche de luna y le dijo: «Abuelo, yo también quiero conocer el mar».   – Si, abuelo.   – Bien, muchacho. Yo tenía tu edad cuando realicé la gran proeza.  …

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    MI EXPERIENCIA NUDISTA

        Luis Felipe Angell – Sofocleto   Nunca olvidaré aquel fin de semana con Ingeborg, en un campamento nudista de Estocolmo…   Andaba de paso por Suecia y vivía en una pensión de Sturegatan mientras me llegaban los documentos falsificados necesarios para entrar en Francia como inglés, cuando nos conocimos en la tina. Mejor dicho, yo estaba en la tina, sin más vestimenta que los anteojos, cuando entró Ingeborg con una bata de nylon que le traducía todo a cualquier idioma. En esa época todavía me quedaba una saldo de pudor, de manera que verla entrar y sumergirme fue todo uno. Pero ella me explicó que, debido al racionamiento…

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    LA ENTUNDADA

        Adalberto Ortiz   Cuando mi prima Numancia llegó a los 14 años, se la llevó la tunda, sin más ni más. La tunda es una bestia ignominiosa…La tunda es un aparecido… La tunda es el patica… La tunda es un fantasma…La tunda es un cuco…La tunda es el pata sola…La tunda es el ánima en pena de una viuda filicida…La tunda es inmunda…No se sabe a ciencia cierta…No se sabe… “Sea lo que fuere, la tunda gusta de llevarse a los niños selva adentro, transformándose previamente en figuras amables y queridas para ellos. Con engaños diversos los atrae hábilmente y los “entunda”…Esta es la palabra. No hay otra”…