• DE TODO UN POCO

    LOS CULPABLES

    Juan Villoro Las tijeras sobre la mesa. Tenían un tamaño desmedido. Mi padre las había usado para rebanar pollos. Desde que él murió, Jorge las lleva a todas partes. Tal vez sea normal que un psicópata duerma con su pistola bajo la almohada. Mi hermano no es un psicópata. Tampoco es normal. Lo encontré en la habitación, encorvado, luchando para sacarse la camiseta. Estábamos a cuarenta y dos grados. Jorge llevaba una camiseta de tejido burdo, ideal para adherirse como una segunda piel. —¡Ábrela! —gritó con la cabeza envuelta por la tela. Su mano señaló un punto inexacto que no me costó trabajo adivinar. Fui por las tijeras y corté…

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    LA SUAVE CURVA

    Félix Bruzzone Reina no termina de pedirle a Esteban que bañe a Luli, bañá a Luli antes de que la cena esté lista, dice ella cuando él, al atender el teléfono, reconoce la voz de Sergio y entonces los diez años que pasaron desde la última vez que hablaron parecen atravesados por finos vehículos metálicos. Esteban oye el zumbido de la línea telefónica (la voz de Sergio entrecortada por una mala conexión pregunta por un número equivocado) y se imagina él mismo una aguja de plata capaz de andar veloz sobre el borde de la oscuridad para salir del sofá donde está sentado, del living, de la ventana, de la…

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    EL ROSQUITA

    Oswaldo Reynoso Gorrito encarnado. Cabello negro alborotado en la frente. Ojos niños y tristes. Cigarrillo que se cae. Que se cae de la boca. Casaca roja y pantalón negro: El Rosquita. Y el Rosquita es todo un muchacho. Y no es porque yo lo diga. Pero, de verdad, no se puede disimular su edad: dieciséis años, pese a que él sueña con ser adulto, ahorita mismo. Urgentemente. Sabe que los adultos, los hombres hechos y derechos, pueden trajinar, sin miedo, por lugares prohibidos; sabe que los adultos pueden entrar a una cantina y pedir un trago; sabe que los adultos pueden entrar al cine a ver películas escabrosas e impropias…

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    LA MODELO RUSA

    Sergio Galarza A sus diecinueve años Francesca era una joven con los galones de una modelo abandonada en las fauces de una fantasía que, al derretirse como el plástico, apestaba a mierda. Sus padres la habían enviado a estudiar a un país donde sus compatriotas y, quizás alguna conocida, cargaban con la fama de prostitutas desde que triunfara la Perestroika. Al menos desde aquella época, Otto recordaba que las rusas pertenecían al universo de las mujeres sin inconvenientes a la hora de tirar. Nunca faltaba un conocido que le aseguraba haber tenido la mejor sesión maratónica de sexo con una ex-soviética, uno de los mitos sexuales que las parodias de…

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    LA HOSTERÍA

    Mariana Enriquez El humo del cigarrillo le daba náuseas, siempre le pasaba lo mismo cuando su madre fumaba en el auto. Pero no se atrevía a pedirle que lo apagara, porque ella estaba de muy mal humor. Resoplaba y el humo le salía por la nariz y se le metía en los ojos. En el asiento de atrás escuchaba música su hermana Lali con los auriculares incrustados en los oídos. Nadie hablaba. Florencia miró por la ventanilla las mansiones de Los Sauces y esperó con ganas el túnel y el dique y los cerros colorados. Nunca se cansaba del paisaje a pesar de que lo veía varias veces por año,…