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EL OLOR DE LOS TILOS
Damián Huergo Sólo pasaron cinco minutos y ya prendí la tele. Nada para ver. Ni siquiera le doy otra vuelta al zapping. Es sábado a la noche y mucho no le puedo pedir a los cinco canales de aire. Dejo en canal siete. Están dando Estudiantes – Vélez. No soy de ninguno de los dos clubes. Ni siquiera están peleando la punta o el descenso. Pero es el único de los cinco canales que no marca la hora. La noche se ve empañada. Es por los vidrios de la ventana. Desde que me mudé, hace dos años, sólo los limpié una vez. Los abro. Un escalofrío me recorre de hombro…
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UN VERANO FELIZ
Pedro Mairal Mi mujer insistió tanto que le dije que sí, que iba a ir a terapia, porque se cree que estoy deprimido. Pero la verdad es que conocí a una mujer en Uruguay. Una gorda lindísima que me hizo tanto bien que ahora la extraño. Pienso mucho en ella y sobre todo en la última vez que la vi. No estoy nada deprimido. La que está deprimida es ella. Deprimida y enojada. De hecho, estuvo enojada todo el verano. Quizá al principio fue mi culpa, supongo. Hice un chiste estúpido ni bien llegamos a Punta del Este: ella se había comprado unas cremas y me dijo esta crema es…
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ANTE LA LEY
Franz Kafka Ante la Ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre piensa, y le pregunta si más tarde lo dejarán entrar. –Es posible –responde el portero, pero no ahora. La puerta que da a la Ley sigue abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se ríe y le dice: –Si tanto lo deseas, prueba a entrar a pesar de mi prohibición. Pero fíjate que soy poderoso, y sólo soy el último…
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LA MADRE DE ERNESTO
Abelardo Castillo Si Ernesto se enteró de que ella había vuelto (cómo había vuelto), nunca lo supe, pero el caso es que poco después se fue a vivir a El Tala, y, en todo aquel verano, sólo volvimos a verlo una o dos veces. Costaba trabajo mirarlo de frente. Era como si la idea que Julio nos había metido en la cabeza -porque la idea fue de él, de Julio, y era una idea extraña, turbadora: sucia- nos hiciera sentir culpables. No es que uno fuera puritano, no. A esa edad, y en un sitio como aquél, nadie es puritano. Pero justamente por eso, porque no lo éramos, porque no…
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EL CURANDERO DEL AMOR
Washington Cucurto Le compré a un peruano en el Rey un cd de cumbia de Los Mirlos. Estábamos cerveceando con mi ticki cumbiantera cuando apareció el peruca cargado de cds y dvds piratas. Estaba mordiéndole los labios, tocándole las manos, bajo las luces multicolores de ese barsucho del Superconsti, cuando plaf, cayeron ellos, los cds. Me los puso encima de la mesa, una montaña de soldaditos musicales y me desesperé, y con ella, comenzamos a elegir ballenatos, cumbias tropicales, José José, Jerry Rivera, Juaneco y su Combo, tres de Karicia, mi grupo preferido. Los Mirlos son lo mejor del Perú y de la música andina, un día les contaré la…