HEY BIRMINGHAM, GOD IS BLACK…!!!
Gino Winter
Estaba de paso por Birmingham, Alabama, USA, uno de los últimos bastiones del racismo durante la administración Kennedy, donde su reelecto gobernador, George C. Wallace se opuso a viva fuerza a la ley anti-segregacionista. Pregunté al portero del hotel en donde me alojaba dónde había un Wal-Mart para comprar algunas vituallas, y me dibujó un croquis que parecía un mapa del tesoro. Me mandó dos millas hacia el Este y salí con la idea de tomar un taxi, pero vi que justo al frente, a menos de dos cuadras, había uno de estos establecimientos, así que me encaminé hacia la entrada.
Tenía algunos problemas para entender el inglés hablado y sobre todo el de esta ciudad, pues mucha gente hablaba con la boca apenas abierta y los dientes apretados, como «Murmullos» («Mumbles»), uno de los bandidos de Dick Tracy. A pesar de la corrección de la gente, no sentía la amabilidad de otras ciudades, así que no me sorprendió cuando cojí un coche de compras y un afro-american casi me lo arranchó, mirándome con cierta dureza. Dentro de la tienda sentí que me chocaban el coche y recibí algunas miradas mal encaradas y hasta desafiantes; ya empezaba a sentirme algo incómodo, hasta que me acerqué a una cajera y le pregunté dónde conseguir medias de tennis, para caminar con zapatillas, pues tenis, lo que se dice tenis, no recuerdo haberlo jugado en mi cánida vida. La cajera me dio las indicaciones, pero me preguntó a su vez qué rayos hacía en una tienda de clientela cien por ciento negra… No podía creerlo , ad portas del siglo XXI, ¡segregación racial en el país de las libertades!
Miré hacia todos lados y advertí que era el único cubito de hielo en ese mar de Coca-Colas y la verdad es que lo único que se me ocurrió fue hablar Español y hacerme el sueco (suena raro). Terminé mis compras sin más contratiempos y me zambullí en el primer taxi que pasó, pues aluciné que la «barra sur» me estaba siguiendo. El taxista, un red neck que había parado a inflar un neumático, se sorprendió de verme allí y me contó que de cada tres negros uno está en la cárcel y otro ha estado anteriormente por lo menos una vez; que la mitad de la población penal USA es negra, siendo los negros sólo el 10% del país, que los negros… en fin, me sentí como un pirata holandés del siglo XVIII en Sudáfrica y entendí por qué el porter me envió a otro Wal-Mart.
Recordé a mis amigos negros de Los Barrios Altos y de La Victoria y las broncas y trompeaderas antes de que me acepten en el equipo de fútbol y de que nos hiciéramos entrañables y me sentí un poco desorientado. Hace algunos meses me enteré de la nueva teoría de la evolución humana, basada en el estudio del ADN mitocondrial (ver Nuestros antepasados negros y nuestra madre africana, en http://www.ensayossinlogicos.blogspot.com/) que asegura que el primer ser humano u Homo sapiens sapiens, nació en África y habitó entre Etiopía y Kenya, esparciéndose por Asia y Europa y de allí a los demás continentes, mutando, en el trayecto de miles de años, sus características físicas según se iba adaptando a las condiciones de supervivencia de su habitat. Así pues Voltaire, Nietzche, Hitler, Göering, Hiroito, Mao, Ho Chi Min, Caballo Loco, Darwin, Bush y el mismo infame de G. Wallace, tuvieron en su árbol genealógico no sólo cuadrumanos, sino también tatarabuelos color teléfono de comisaría antigua y pelo de rascaollas…
Esto en cuanto a evolucionismo, pero interpolando con la teoría creacionista divina y remontándonos a la Santa Biblia, específicamente en el libro del Génesis, capítulo 1, versículos 26 y 27: «Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza…» podríamos colegir que Dios es Negro. No es mala la idea, al menos la interpretación de Dios que hace el brillante actor Morgan Freeman en la película Bruce almighty; es la mejor interpretación de Dios que he visto en el cine. Por mi parte estaría feliz de encontrarme con un Dios así: inteligente, simpático, bonachón y con un gran sentido del humor, y Todopoderoso claro, qué más se puede pedir, pero qué pasaría con todos los racistas cuando lleguen a su presencia:
Dios: Dime Adolfito, ¿así que los negros somos brutos?
Hitler: Je, je… eh… una bromita nazi Diosito, me la contó el malulo de Mussolini…
Dios: ¿Así que el sobaco nos apesta a zorrillo descompuesto…?
Hitler: Eh..e..eeese chismoso de Goebbels, siempre con sus ocurrencias de mal gusto…
Imagínense a todos esos cabeza-rapadas condenados a pasar la eternidad como desodorantes Mum «bolita mágica» (roll-on) o a los pobres nazis llegando al cielo después de Nurenberg, cuando el chismoso de San Pedro le avisa a Jesús: «Oye Jeshu, vamos sacando los bates de baseball para recibir a esos antisemitas que dicen que todos judíos somos una mierda…»