REFLEXIONES

LO QUE NADIE QUIERE

David Fischman 

¿Qué es eso que nadie quiere pero todos lo necesitan? ¿Qué es eso que tenerlo te apena y mortifica, pero no tenerlo te puede perjudicar? La respuesta a esta adivinanza es: el error. Piense en un error importante en su vida, quizás algo que no debió hacer o que dejó de hacer y trajo consecuencias negativas. Recuerde la situación. ¿Cómo se sintió? Cuando recordamos errores nos vienen sensaciones negativas. A nadie le gusta cometer errores. Sin embargo, el error puede ser nuestro mejor aliado si sabemos aprovecharlo.

Para algunos, el error es como el sonido que pasa por un amplificador y suena demasiado fuerte, retumbando en su parte emocional. Si de niños tuvimos padres exigentes que nos maltrataban cada vez que cometíamos un error, con cada error en el presente reviviremos el dolor de nuestro pasado. Estas personas que reciben el error amplificado, gracias a su pasado, muchas veces se ponen tapones en los oídos para no escucharlo.
Pero el error es nuestro mejor aliado. Si somos capaces de tolerar la frustración de cometer errores, si no buscamos culpables que nos ‘liberen’ de toda responsabilidad, estos errores nos traerán los siguientes beneficios:

— Es una inyección de humildad: Cuando nuestra vida marcha a la perfección y tenemos éxitos laborales que la gente admira y alaba, podemos caer en la soberbia de pensar que somos infalibles. Como nos va bien, esperamos que a todos les vaya igual de bien. Nos volvemos intolerantes y un poco arrogantes. Los errores nos recuerdan que somos humanos, que no somos perfectos, que tenemos mucho por aprender y que debemos ser tolerantes con los demás.

— Nos permite aprender: El error es nuestro mejor maestro. Nos enseña una lección si sabemos escucharla. Solo reflexionando sobre el error podemos mejorar y no repetirlo en el futuro.
— Mejora nuestro carácter: El error nos enseña paciencia, a superar obstáculos, pone a prueba nuestra persistencia y tesón. Nos hace resistentes a las frustraciones y nos da resiliencia.
— Nos ayuda a entender nuestro pasado: Si errar duele demasiado es que estamos reviviendo momentos tristes de nuestro pasado. El error nos puede ayudar a identificar aquellos traumas que debemos superar.

Una forma de ayudarnos a aprovechar el error y no quedarnos en el círculo vicioso de la culpa y frustración es hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué le recomendaría a la persona que hubiese cometido el mismo error? Si usted tomara distancia y viera el problema, ¿qué vería diferente? Ambas preguntas pretenden sacarnos a nosotros mismos de la cercanía del problema y tomar perspectiva para poder aprender. Si tomamos distancia, podemos ver el verdadero alcance del problema, que muchas veces nos es tan grave como inicialmente pensamos.

Ralph Waldo Emerson escribió el siguiente mensaje a su hija cuando ella decía que la perseguían mentalmente sus errores: «Acaba cada día y termina con él. Tú has hecho todo lo que podías. Algunas preocupaciones te perseguirán y se tratarán de meter en tu nuevo día, pero termínalas lo más pronto que puedas. Mañana es un nuevo día y nunca debes vencerte ante las invitaciones del pasado a morar en su dolor. No debes perder un momento del mañana en los remordimientos del ayer». Sigamos el consejo de Emerson: dejemos el tormento de los errores y descubramos su potencialidad. Aprendemos a ser mejores personas a partir de la sabiduría que los errores nos traen. 

Fuente: http://guillermotejadadapuetto.blogspot.com

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