REFLEXIONES

OASIS

Gonzalo Gallo González  

Al momento de nacer nuestra cabeza equivale a la cuarta parte del cuerpo, o sea, es algo desproporcionada.

Claro que cambia con el crecimiento, aunque puede ser un símbolo de lo racionales que son ciertas personas.

Todo lo analizan, sólo aceptan lo que es lógico y silencian sus sentimientos con el pensamiento.

Así se pierden tantas experiencias lindas y necesitan escuchar su corazón y afinar su sensibilidad.

Les conviene seguir este consejo de la novelista italiana Susana Tamaro: «Ve donde el corazón te lleve».

En efecto, la armonía y la felicidad nacen de unir cabeza y corazón, de ser racionales y emocionales.

Por formación y, en parte debido a los genes, el hombre tiende a acentuar lo racional y la mujer a ser más sensible.

Pero dentro de cada uno de nosotros hay un hombre y una mujer y la clave está en buscar el equilibrio. ¿Cómo lo quieres hacer? 

Fuente: http://www.elpais.com.co

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