CRECIMIENTO PERSONAL

EL VIRUS DE LA DESESPERANZA

David Fischman 

El Invierno no sólo trae frío, sino también resfríos, lo que afecta nuestra salud. Cuando estamos resfriados es fácil contagiar nuestro virus a quien nos acompaña aun sin darnos cuenta. Desgraciadamente, ocurre lo mismo con el virus de la desesperanza.  

Como el resfrío, el virus de la desesperanza también se contagia. “No sé que vamos a hacer, la situación esta terrible”. “Este país no avanza”. “La cosa política arde. Creo que todo se irá al diablo”. “A la empresa le va pésimo, seguro que reducirán personal”.  

No importa el tema, el común denominador es desesperanza, negativismo y depresión. Cuando estas con una persona infectada con este virus empiezas a contagiarte. Similarmente al resfrío, la persona infectada con el virus de la desesperanza no es consciente de que lo trasmite y la persona que se infecta tampoco lo es.  

La desesperanza, como el resfrió, produce síntomas visibles.Las personas empiezan a ver todo oscuro, tienen miedo, se aferran a lo conocido y no toman riesgos. Se sienten impotentes como pequeñas marionetas del destino. Se limitan a quejarse y a esparcir. A diferencia del resfrió, en el que nuestro sistema inmunológico se activa y vence al virus, con la desesperanza no existe un sistema que nos salve.  

¿Qué podemos hacer? La solución no es pensar positivamente, a ciegas. Es posible que sí existan problemas, crisis, malos manejos, consecuencias negativas. No se trata de forzarnos a ver la realidad como un jardín de rosas para no caer en la desesperanza. De la misma forma que la vitamina C nos eleva las defensas y evita que nos resfriemos, para evitar el virus de la desesperanza debemos tomar “vitamina D”; es decir, la vitamina del desapego. 

Esta vitamina requiere de un acto de voluntad para percibir la realidad de forma diferente. El desapego implica que todo ser humano tiene un mundo espiritual interior que le permite tener paz y tranquilidad al margen de las circunstancias o el ambiente. Es como un recipiente térmico: no importa que tan congelado este el ambiente, el agua del recipiente no se afecta y conserva su temperatura.  

En un curso usted trata de aprovechar el tiempo estudiando y prestando atención para maximizar su aprendizaje. Toma los problemas y retos del curso con buena actitud para sacarle el jugo a su inversión. La filosofía del desapego se basa en el hecho de que todos somos alumnos que hemos venido a tomar en nuestro periodo de existencia como seres humanos: el curso de la vida. Este curso tiene una duración determinada y luego partimos. Nuestro objetivo es maximizar nuestro aprendizaje manteniendo una buena actitud hacia los retos que nos plantea.  

Todos hemos tenido maestros exigentes en el Colegio o la Universidad. Quizá en el momento no nos gustaba o nos quejábamos de su rigurosidad. Pero hoy reconocemos su valor y el impacto que tuvieron en nuestra persona. La vida es un maestro exigente, nos pone retos y problemas para que fortalezcamos nuestro espíritu. Para que cuando partamos, nos graduemos de esta vida siendo mejores personas.  

Cuentan, que un cachorro de tigre, cuya madre falleció cuando él nació, fue criado por unas ovejas. El tigre aprendió a comer pasto, a balar como las ovejas y a hacer todo lo que estas hacían. Un día otro tigre atacó la horda de ovejas y quedó perplejo cuando vio al tigre que se creía oveja corriendo con pánico gritando “beeeee”. El tigre lo llevó a un lago calmo y le dijo:  

“Mira tu imagen reflejada y recuerda quien eres, deja de actuar como una oveja ridícula en pánico”. Al igual que el tigre que se creía oveja, algunos se llenan de miedo y desesperanza ante las amenazas y problemas. No se dan cuenta de que ellos mismos son tigres y tienen toda la capacidad de poder enfrentarlos. Aprovechemos los retos de la vida para crecer y no para temer.  

Fuente: http://www.odontomarketing.com

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