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EL BUITRE
Franz Kafka Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre. –Estoy indefenso -le dije- vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos. –No se deje atormentar -dijo el señor-, un tiro y…
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UN HOMBRE GROSERO
Hernán Casciari Hace muchos años, a principios de siglo, yo era la encargada de recursos humanos de una empresa donde éramos veinte o veinticinco empleados. Yo era una más. Algunos eran mejores, otros peores, pero había un compañero —uno— al que yo tenía atragantado, porque era mediocre. La mediocridad es más grave que la estupidez, porque el mediocre sabe que es mediocre y lo podría cambiar, pero no quiere. El estúpido no sabe. Este compañero, Sergio, hacía lo imposible para no trabajar, para que sus tareas las hiciera otro; sobre todo las mujeres. Porque además de mediocre era misógino. Despreciaba a todas sus compañeras, las ninguneaba.…
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LA LUNA Y EL BASTÓN
Zoé Valdés No es nada fácil ser nieto de unos abuelos imposibles. Sobre todo conociendo que a los abuelos les da la chochería de la vejez con cogerles un amor irracional a los hijos de sus hijos. Como si a través de ellos pudieran alargar su existencia; afanados en aferrarse a la vida sé encaprichan en los chicos con una venera-ción rayana en la demencia. Pepe Babalú había sido criado por los padres de sus padres. Es decir por el negro Dupont y la gallega Clemencia. Las primeras palabras que escuchó Pepe Babalú, en realidad, fue una discusión muy acalorada, a grito pelado. Apenas había transcurrido una…
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LAS PAREDES ESTÁN FRÍAS
Truman Capote —… así que Grant les ha dicho que vinieran a una fiesta fantástica y, bueno, ha sido así de fácil. La verdad, creo que ha sido una genialidad recogerlos, sólo Dios sabe que podrían resucitarnos de la tumba. La chica que estaba hablando dio unos golpecitos a su cigarrillo para que la ceniza cayera a la alfombrilla persa y miró con aire contrito a su anfitriona. Ésta enderezó su traje negro y elegante y frunció los labios, nerviosa. Era muy joven, menuda y perfecta. Un lustroso pelo negro enmarcaba su cara pálida, y su barra de labios era una pizca demasiado oscura. Eran más de…
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NO ME AVERGÜENCES
Josefina Licitra Fui a ver a mi hijo a una clase de natación. Era una de esas muestras abiertas en las que los padres somos invitados -más bien obligados- a participar. En la pileta había seis niños de entre ocho y doce años, de los cuales Joaquín, mi hijo, era el menor. El mayor era uno llamado Ramiro, y Ramiro jugaba sucio. Ramiro tiraba agua en la cara de sus compañeros para ganar los juegos y tenía el trazo de esas criaturas que hostigan al prójimo en la escuela. Pero no voy a detenerme en eso sino en lo que sigue: Joaquín tuvo que competir con él.…