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AHORA SÍ
Diana Marina Gamarnik Era obvio que el velatorio de mi abuela Sara no era el mejor lugar para enterarme de algunos secretos de mi familia, pero ya se sabe, el destino juega cartas muy extrañas con nosotros. El ánimo imperante iba y venía desde la pena hasta el alivio, mi abuela había estado muy enferma durante muchos años y todos sabíamos de su deseo de morirse. Yo siempre había creído que su tristeza provenía de su larga enfermedad —cuando nací, ella ya estaba enferma—, pero ahora sé que no fue por eso. Mi abuelo Pedro estaba sentado en un sillón y yo estaba al lado de…
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EL AGUACATE
César Guerrero Tamayo Tu eres mi amor mi dicha y mi tesoro mi sólo encanto y mi ilusión. Ven a calmar mis males mujer, no seas tan inconstante no olvides al que sufre y llora por tu pasión. Yo te daré mi fe, mi amor todas mis ilusiones tuyas son pero tú no olvidarás al infeliz que te adoró al pobre ser que un día fue tu encanto, tu mayor anhelo y tu ilusión. Fuente: http://www.forosecuador.ec/
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LA GRAN MASACRE DE MIAMI
Pedro Medina León La tarde del veinte de abril de 1982, Carl Robert Brown, de 51 años, llevaba un Panama Hat en su cabeza de escasa cabellera, y pedaleaba su bicicleta cerca del Miami River, a la altura de la 17th street del Northwest, cuando fue embestido por dos sujetos que le dispararon a quemarropa con una calibre 38. Las sirenas azules y rojas de las patrullas llegaron al lugar de los hechos, y los asesinos, Ernest Hammett y Mark Kram, dijeron haber disparado el arma porque Brown, minutos antes, a pocas cuadras, había abierto fuego y cobrado más de una vida en el taller de soldaduras y…
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SE VA CON ALGO MÍO
Medardo Ángel Silva Se va con algo mío la tarde que se aleja… mi dolor de vivir es un dolor de amar, y al son de la garúa, en la antigua calleja, me invade un infinito deseo de llorar. Que son cosas de niño me dices… ¡Quién me diera, tener una perenne inconciencia infantil, ser del reino del día y de la primavera, del ruiseñor que canta y del alba de abril! ¡Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suave trino, perfume o canto, crepúsculo o aurora; como la flor que aroma la vida… y no lo sabe, como el astro que alumbra las noches… y…
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LA HOJA QUE NO HABÍA CAÍDO EN SU OTOÑO
Julio Garmendia Esta era una hoja, una hoja que no había caído en el día de su otoño, como todas las otras de la ceiba, y que, finalmente, había venido a quedar íngrima y sola en lo alto de una rama del gran árbol, cuando ya todas las demás, o habían caído, o habían sido llevadas por el viento, o tumbadas por la lluvia, o desprendidas por el frío. Sólo aquella hoja quedaba allá en lo alto, en las desnudas ramas, y ni se desprendía, ni se aflojaba. No se dejaba llevar por ráfagas ni soplos, ni permitía que las lloviznas la ablandaran, ni se dejaba besar…