• LITERATURA

    VEINTE SEGUNDOS NO ES NADA

        Virginia Feinmann   Cuando mamá me dijo que la tía Claudia venía de México me puse nerviosa. El último terremoto la había afectado y necesitaba ver a su familia. Comí de más esa noche. Casi toda la pizza. Mamá no se dio cuenta, ni tampoco de los millones de veces que fui y vine del baño, así que al final le dije: “Me imagino que no van a dormir acá, ¿no?” —No… —me dijo ella como acordándose de algo— O sea, sí, ella sola… El tío no viene. Me calmé, porque después de todo a la tía la quería, y me daba pena que le afectaran tanto los…