• LITERATURA

    LA MIGALA

        Juan José Arreola   La migala discurre libremente por la casa, pero mi capacidad de horror no disminuye. El día en que Beatriz y yo entramos en aquella barraca inmunda de la feria callejera, me di cuenta de que la repulsiva alimaña era lo más atroz que podía depararme el destino. Peor que el desprecio y la conmiseración brillando de pronto en una clara mirada. Unos días más tarde volví para comprar la migala, y el sorprendido saltimbanqui me dio algunos informes acerca de sus costumbres y su alimentación extraña. Entonces comprendí que tenía en las manos, de una vez por todas, la amenaza total, la máxima dosis…

  • REFLEXIONES

    LOW COST

        Gonzalo Peltzer   Estoy seguro de que este negocio se nos ocurrió a todos cada vez que nos subimos a un avión: una línea aérea que abarate los pasajes a fuerza de concentrarse en LLEVARNOS DE UN LUGAR A OTRO, que es lo que realmente les importa a los pasajeros… ¿qué necesidad hay de darles de comer porquerías?, ¿para qué necesitamos tantas azafatas, comisarios y auxiliares a bordo?, ¿a quién se le ocurre pagar el doble o el triple para sentarse media hora en un asiento solo un poco más cómodo?, ¿cuánto les cuesta el miserable sanguchito que a mí me lo cobran a 400 dólares?, ¿hace falta…

  • LITERATURA

    VEINTE SEGUNDOS NO ES NADA

        Virginia Feinmann   Cuando mamá me dijo que la tía Claudia venía de México me puse nerviosa. El último terremoto la había afectado y necesitaba ver a su familia. Comí de más esa noche. Casi toda la pizza. Mamá no se dio cuenta, ni tampoco de los millones de veces que fui y vine del baño, así que al final le dije: “Me imagino que no van a dormir acá, ¿no?” —No… —me dijo ella como acordándose de algo— O sea, sí, ella sola… El tío no viene. Me calmé, porque después de todo a la tía la quería, y me daba pena que le afectaran tanto los…

  • LITERATURA

    EL CUENTO DEL SILLÓN DE MIMBRE

        Hermann Hesse   Un joven estaba sentado en su solitaria buhardilla. Le hubiese gustado llegar a ser pintor; pero para ello debía superar algunas cosas bastante difíciles, y para empezar vivía tranquilamente en su buhardilla, se iba haciendo -algo mayor y había adquirido la costumbre de pasarse horas ante un pequeño espejo y dibujar bocetos de autorretratos. Estos dibujos llenaban ya todo un cuaderno, y algunos le habían complacido mucho.   -Considerando que aún no poseo ninguna preparación en absoluto -decía para sus adentros-, esta hoja me ha salido francamente bien. Y qué arruga más interesante allí, junto a la nariz. Se nota que tengo algo de pensador…

  • LITERATURA

    LAS VENTAJAS DE LAS GALLINAS DE VIENTO

        Gunter Grass   Porque apenas ocupan sitio en sus perchas de corrientes de aire y no picotean mis domésticas sillas. Porque no desprecian las duras mondas de los sueños, ni corren tras las letras que el cartero pierde cada mañana ante mi puerta. Porque se quedan quietas de la pechuga al penacho, paciente superficie, escrita en letra pequeña, sin olvidar plumas ni apóstrofos… Porque dejan la puerta abierta y la clave sigue siendo la alegoría que canta de vez en cuando. Porque sus huevos son tan ligeros y digeribles, traslúcidos. Quién vio ese instante en que el amarillo se harta, agacha las orejas y calla. Porque su silencio…