• LITERATURA

    NO LAS HAGAS REÍR

        Melanie Márquez Adams   Me despiertan pellizcándome las mejillas. Las diminutas manos se sienten como una armada de mosquitos que arremete contra mí con toda su furia. He aprendido a controlar mis reacciones. En una ocasión, cuando todavía no estaba acostumbrada a ellas, no medí mi fuerza al agitar las manos y pasó algo terrible. El eco de los chillidos de aquel día todavía me persigue y sé que no han acabado de perdonarme.   La insoportable balada de zumbidos, termina de levantarme. Tienen hambre. Salgo al jardín en busca de provisiones. Me apresuro a moler algunos pétalos para mezclarlos con diminutas semillas. Así comienza mi día, cada…