• LITERATURA

    DÍA DOMINGO

        Mario Vargas Llosa   Contuvo un instante la respiración, clavó las uñas en la palma de sus manos y dijo my rápido: “Estoy enamorado de ti”. Vio que ella enrojecía bruscamente, como si alguien hubiera golpeado sus mejillas, que eran de una palidez resplandeciente y muy suave. Aterrado, sintió que la confusión ascendía por él y petrificaba su lengua. Deseó salir corriendo, acabar: en la taciturna mañana de invierno había surgido ese desaliento íntimo que lo abatían siempre en los momentos decisivos.   Unos minutos antes, entre la multitud animada y sonriente que circulaba por el Parque Central de Miraflores, Miguel se repetía aún: “Ahora. Al llegar a…